"porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor" - Lucas 2:11 LBLA
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¡Gloria a Dios en las alturas!
En esta porción de la escritura, nos trasladamos a aquel momento en la historia bíblica en donde se narra el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en esta tierra y cómo Dios Padre alineó perfectamente todos los acontecimientos para hacer posible tal magnífico y relevante momento en la historia. Este solo acontecimiento transformaría la historia de la humanidad y haría una separación entre el antes y el después.
La historia nos narra cómo José con su esposa María, son obligados a cumplir con un Censo de Impuestos que era obligatorio para todo habitante de aquella tierra. Esto los forzó a emprender un peregrinaje desde Galilea hacia la ciudad de David, llamada Belén (que en hebreo significa "casa del pan") pues José era un descendiente y pertenecía a la casa y al linaje de David.
En aquellos días, María se encontraba ya avanzada en su embarazo y mientras se encontraban allí, el tiempo de alumbramiento se cumplió, dando a luz a su hijo primogénito. La Luz del mundo estaba por nacer. Para brillar y transformar los corazones y las vidas de todo aquel que fuera alcanzado por su amor. El mayor y más grande evento en la historia estaba por ser presenciado y registrado desde ese momento y para toda la eternidad.
El Rey de Reyes y Señor de Señores, dueño de todo los cielos y la tierra, de todo lo visible e invisible, decidió venir a habitar en medio de nosotros y tomar forma de un pequeño, frágil, inocente y delicado bebé. El no escogió nacer en medio de una familia de la realeza o adquirir nombre de rey terrenal o nacer en un majestuoso palacio, tener las más delicadas prendas, ser envuelto en sábanas de seda, dormir en una cuna de oro o contar con una multitud de sirvientes para presenciar su nacimiento. Por el contrario, humildemente escogió un pesebre para ser recostado, ser envuelto en pañales y tener a pastores y ganado como testigos de su nacimiento.
De esta manera, lo que estaba escrito por los profetas desde cientos de años atrás se estaba cumpliendo en ese momento:
Jeremías 33:15 LBLA. "En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo justo, y Él hará juicio y justicia en la tierra."
Isaías 16:5 LBLA. "Se establecerá en la misericordia un trono, y en él se sentará con fidelidad, en la tienda de David, un juez que busque lo justo y esté presto a la justicia."
El no vino a esta tierra a obtener o amasar riquezas materiales o vanagloria. El vino para salvarte a ti y a mí y eliminar todos los edictos que nos eran contrarios que nos conducirían a una pena de muerte capital.
El descendió a este mundo para cumplir la bendita palabra del Señor y sus promesas, que como dice en Isaías 61:1-3 (LBLA) dice: "El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del Señor, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran, para conceder que a los que lloran en Sión se les dé diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu abatido; para que sean llamados robles de justicia, plantío del Señor, para que Él sea glorificado."
Que la luz del Señor Jesucristo nazca en nuestros corazones y mentes cada día, recordándonos del gran sacrificio de su muerte y resurrección por el perdón de nuestros pecados, todo por su inmenso amor. Siempre recuerda que eres amado, que eres valioso, que has sido justificado y que eres parte de esta familia santa de sacerdotes y ministros del Altísimo.
Glorifiquemos y alabemos a Dios en las alturas por habernos dado a su precioso hijo unigénito para limpiarnos, justificarnos y redimirnos de todo pecado y librarnos de una muerte eterna. No nos quedemos callados de las maravillas, milagros y obras que Dios ha hecho en nuestras vidas y por todo lo que hemos visto y oído. Aleluya, Maranata, Cristo viene pronto!
"Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;"1 Pedro 2:9 LBLA
Reflexión sobre Lucas 2:1-21 por Nydia Flores
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