"Y tú también debes testificar, porque has estado conmigo desde el principio". (Juan 15:27, NVI).
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¿Alguna vez has sentido que tienes una buena vida, que la disfrutas, te sientes cómodo y te llevas bien con cualquier persona hasta que empiezas a hablar de Jesucristo? El ambiente se pone tenso y la gente empieza a alejarse o parece no estar interesada. En algunos casos extremos, puedes enfrentarte con la confrontación o incluso con el odio, haciéndote sentir muy mal o incluso temeroso de tener esa conversación. No deberías sentirte mal porque Jesús nos ha hablado acerca de esto.
Hay mucho que aprender de esta porción de la Biblia (Juan 15:18-27). Puede que no llegue a cubrir todos los versículos, sólo unos pocos, que ya son muy profundos. Los versículos 18 y 19 de nuestro pasaje de hoy son un recordatorio de lo que nos dice Jesús: "Si el mundo os aborrece, recordad que a mí me aborreció primero. Si fuerais del mundo, os amaría como a suyos. Tal como es, vosotros no sois del mundo, pero yo os he escogido del mundo. Por eso el mundo os odia." Algunas personas piensan que Jesús y sus enseñanzas ya no son relevantes porque se trata de sus propias vidas y decisiones. Creen que no debemos molestarlos con la proclamación de las buenas nuevas del evangelio. Pero se trata del mensaje de Amor que traemos acerca de Jesucristo. Cuando hacemos las cosas a nuestra manera, al final no encontramos paz.
Aunque Corea del Sur es un país desarrollado, la OMS lo considera el cuarto país con la más alta tasa de suicidios del mundo (https://worldpopulationreview.com/country-rankings/suicide-rate-by-country). Japón, otro país desarrollado, también ha sido identificado por sus altos casos de suicidio al año. No se ubica dentro de los primeros 10 países, pero seguramente es motivo de preocupación. Durante los últimos 8 años, la tasa de suicidio más alta que Japón registró fue en 2022 con 21,881 casos (https://www.statista.com/statistics/622065/japan-suicide-number/). Estos países, que son muy independientes (pues desarrollan su propia tecnología y herramientas para no depender de los productos de los países occidentales); es fácil pensar que no necesitan a los demás y mucho menos que necesitan de Dios. Sobreviven por sí mismos. Pero es triste ver la realidad.
Entonces podríamos pensar que, solo porque nuestro país no aparece en la lista de países compartida en el párrafo anterior, significa que todo está bien. Recordamos la parábola de Jesús acerca del sembrador que salió a sembrar la semilla, que es la Palabra de Dios. Una de ellas fue sembrada entre espinos, que son las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida; pero se ahoga y no puede crecer (Lucas 8:14). Esto es muy importante. Si no mantenemos la Palabra de Dios cerca de nuestro corazón, si amamos al mundo más que a Dios, nos dejaremos llevar fácilmente y no nos daremos cuenta de cuán lejos estamos de Dios, hasta que el mundo matará nuestra fe.
Leí una historia hace mucho tiempo acerca del ministerio de John Piper, una pareja de evangelistas de un país del Medio Oriente (sus identidades estaban encubiertas) que salían todos los días a compartir el evangelio y tenían que enfrentar persecución si eran atrapados. Todos los días oraban y se despedían el uno del otro por si ese era su último encuentro. Hasta que se conoció su situación en Estados Unidos y fueron trasladados a vivir una nueva vida en ese país. Su vida cambió por completo pues ya no había persecución y su vida era mucho más cómoda que la anterior. Hasta que un día, la esposa estaba llorando y hablando con su marido. Ella le suplicó que regresaran a su antiguo lugar, ya que sentía que su fe estaba muriendo gradualmente. Extrañaba los desafíos a los que tenían que enfrentarse antes. Era una situación peligrosa, pero sentía el poder y el amor de Dios muy cerca de ella. El marido estuvo de acuerdo y la pareja regresó a su país de origen. Definitivamente, ellos no pertenecen a este mundo. Esta es una buena lección para nosotros, la comodidad de la vida, las riquezas y los placeres del mundo son muy peligrosos -el enemigo silencioso del que a menudo no somos conscientes puede alejarnos lentamente de Dios.
En el versículo 25, Jesús nos dice que el mundo lo odiaba sin razón. Jesús prometió enviar el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad que sale del Padre para testificar de Él. En el versículo 27, Jesús dice: "Y vosotros también debéis testificar, porque habéis estado conmigo desde el principio". Para nosotros que hemos estado viviendo con Jesús, que hemos probado su bondad y dulzura, Él quiere que testifiquemos de Él al mundo a pesar de los obstáculos, el odio, la incomodidad, etc. Nos enfrentamos al poder oscuro de este mundo que no quiere que la gente despierte a lo grande y amoroso que es Jesucristo. Pero debemos difundir la esperanza que proviene de Dios. "Os he dicho estas cosas para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación. Pero confiad, yo he vencido al mundo". (Juan 16:33). Ve y testifica.
Que el poder y el amor de Jesucristo nos fortalezca a todos. Amén.
Reflexión sobre Juan 15:18-27 por Desire Litaay
(Escucha el podcast aqui)
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