"Y mirad, os envío lo que mi Padre prometió; quedaos, pues, aquí en la ciudad hasta que seáis investidos del poder de lo alto". – Lucas 24:49
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Jesús estaba muy preocupado por sus discípulos. Jesús sabía que después de completar su misión terrenal, tenía que ascender al cielo para estar con su Padre. No quería que sus discípulos se quedaran solos. Les promete el Espíritu Santo. El poder de lo alto los fortalecerá.
Jesús les pide a sus discípulos que se queden en la ciudad de Jerusalén hasta que reciban el Espíritu Santo. Jesús sabía que una vez recibieran el Espíritu Santo nada podrá separarlos del amor de Dios. Es el Espíritu Santo quien fortalecerá a los discípulos para llevar a cabo la misión de Cristo en la Tierra.
Leemos en los Hechos de los Apóstoles en 1: 14 – "Todos éstos estaban constantemente dedicados a la oración, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, así como sus hermanos". Es por esto que sabemos que los discípulos literalmente obedecieron lo que Jesús les ordenó: quedarse en Jerusalén.
Jesús es siempre fiel en sus promesas. Cuando los discípulos permanecieron fieles, también recibieron la promesa. Intentemos también permanecer fieles a Jesús como discípulos suyos para que también nosotros seamos dignos de sus promesas.
Reflexión sobre Lucas 24: 36-53 por el P. George Joseph SVD
(Escucha el podcast aquí)
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