Y lo mismo hizo con la copa después de cenar, diciendo: Esta copa que por vosotros es derramada es el nuevo pacto en mi sangre. - Lucas 22:20
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Jesús, antes de entrar a su pasión, muerte y resurrección, tiene su última cena con sus amados discípulos. Jesús ama la creación y como el creador sabe que sólo puede redimirla de la esclavitud del pecado sacrificando su propia vida. Jesús derrama su sangre por la redención de la humanidad y de toda la creación y no sólo por los cristianos. Jesús hace un nuevo pacto con todos nosotros mediante el derramamiento de su sangre para nuestra salvación.
Leemos en la primera carta de San Juan (1 Juan 1:7) – "Y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado". Cuando reflexionamos sobre la sangre de Jesús, sabemos que es la sangre de Dios, es la sangre del Cordero sin defecto, sin pecado. Es la sangre que da vida eterna, sangre que nos limpia de nuestro pecado, sangre que nos justifica, sangre que nos da paz, sangre que fue derramada una vez y para siempre, sangre de sacrificio, sangre que nos une a él, sangre que nos protege de todo mal.
Leemos en la carta de San Pablo a los Colosenses 1:20 – "Y por medio de él se complació Dios en reconciliar consigo todas las cosas, así en la tierra como en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz".
Queridos amigos, agradezcamos y alabemos a Jesús por reconciliarnos con Dios padre a través de su sangre. Jesús te amamos. Purifícanos con tu sangre divina. Amén.
Reflexión sobre Lucas 22: 1-23 por el P. George Joseph SVD
(Escucha el podcast aquí)
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