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La Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús son hermosos hechos de cómo la humanidad fue reconciliada con Dios. Dios Creador nos amó tanto que envió a su único Hijo amado para ser ofrecido como sacrificio (Jn 3:16). Cuando reflexiono sobre las situaciones de guerra en todo el mundo hoy, entiendo lo difícil que debe haber sido para Dios enviar a Su amado Hijo a morir de una muerte horrible por nosotros. Para nuestra reflexión de hoy tenemos Marcos 14:53-72 que narra una parte de la Pasión de Cristo, que es Jesús ante el Sanedrín, y Pedro repudiando a Su amo. Los cuatro Evangelios presentan estos relatos.
Jesús siendo inocente, estaba ahora ante el Sumo Sacerdote y este era su segundo juicio. El proceso no se realizó de acuerdo con la Ley de los judíos y, por lo tanto, el juicio en sí fue ilegal. La justicia y la verdad son pilares importantes para establecer el Reino de Dios. Cuando estos se justifican indebidamente y no se practican; el orgullo, el ego y la corrupción pueden cambiarnos tal como lo hicieron con los fariseos, los saduceos y otros que llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote.
Jesús siendo la víctima nos enseña cómo hay que soportar las pruebas y pruebas falsas que se nos presentan de vez en cuando. Cuando nos equivocamos, o incluso cuando se nos culpa falsamente, debemos comportarnos como Jesús para dar paso a que se establezca la Justicia y la verdad. Eso nos hace atractivos en nuestra vida cristiana y nos ayuda a dar un verdadero testimonio de Cristo ante los demás. Examinemos nuestra conducta cuando hacemos parte de las pruebas. Lo más importante es que examinemos si inicio pruebas y pido a otros que también sean parte de ellas, mientras condenó a aquellos que pueden habernos hecho mal o de quienes estamos envidiosos.
Al final del juicio, todos condenaron a Jesús por blasfemia y luego vino otro golpe. Pedro niega a su amo y lo deja a su suerte. Pedro, ante todo, siguió a Jesús desde la distancia. Cuando seguimos a Jesús desde la distancia, nosotros tampoco podemos defendernos adecuadamente con Jesús en tiempos difíciles. En segundo lugar, Pedro se asoció con los sirvientes dejando atrás la compañía de Jesús. Luego niega a Jesús tres veces ante ellos.
El punto de reflexión para nosotros es: ¿cuántas veces negamos a Jesús en nuestra vida cotidiana al no vivir vidas cristianas honestas? Las personas son importantes y al mismo tiempo, las enseñanzas de Cristo son lo primero para nosotros. La justicia, la verdad, acompañar a los agraviados, dar un verdadero testimonio de nuestras creencias y permanecer en contacto con las enseñanzas de Cristo leyendo la Palabra de Dios todos los días, son formas en las que seguimos a Cristo de cerca y no a la distancia.
Pidamos al Señor que nos bendiga con la gracia de trabajar como agentes del Reino de Dios viviendo como Él vivió y dando testimonio de Él en todos los sentidos. Cuando nos equivocamos, como Pedro, siempre podemos arrepentirnos y luego llevar una vida santa.
Reflexión sobre Marcos 14:53-72 por el P. Hanson D'Souza SVD
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