Thursday, March 7, 2024

Cansado

Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo -Juan 4:6


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Hay dos versículos en esta porción de la Escritura que tocaron mi corazón. El primero es el versículo 6 donde explica que Jesús estaba muy cansado del viaje. El segundo es el versículo 21 donde Jesús invita a la mujer samaritana a confiar en Él. En la vida, a menudo experimentamos fatiga, cansancio, etc. A veces y sin darnos cuenta, estamos cansados de nuestras tareas diarias o cansados de tratar con personas cercanas que amamos. A veces estas personas cercanas a nosotros también son la fuente de nuestro dolor. A veces algunos de nosotros incluso nos cansamos de nuestra vida y la terminamos trágicamente mediante el suicidio. Esto es justo lo que está sucediendo y se ha vuelto viral últimamente. ¡Como buen cristiano, te pido que por favor no se te ocurra nunca hacer esto!

Basta con mirar a Jesús, quien con su naturaleza humana, una vez se sintió cansado mientras viajaba tan lejos, al igual que nosotros que caminamos por este mundo. Lo que hizo Jesús en ese momento fue primero sentarse y después pedir ayuda a la mujer samaritana (le pidió agua).

Este incidente nos recuerda que, cuando estés cansado de los problemas de la vida, no sigas corriendo hasta quedarte sin aliento. Por el contrario, siéntate, respira y luego pide humildemente ayuda a los demás. La comunicación es muy importante para superar el agotamiento. Si la comunicación con los demás no nos ayuda, entonces Dios siempre está esperando que nos comuniquemos con Él en cualquier situación de la vida. No es necesario una comunicación formal, solo habla como un niño inocente, Dios definitivamente te escuchará.

Dios está presente cuando tenemos dudas y falta de fe. Así como le habló a la mujer samaritana para que confiara en Él, así también nos habla a nosotros cada vez que estamos cansados. Si mantenemos nuestra fe, ya no habrá estrés, depresión, angustia ni dudas. Cuando tomamos un vuelo en avión o cuando viajamos en tren u otro medio de transporte público, podemos disfrutar el viaje como pasajeros. Disfrutamos de la vista y de todo lo que encontramos alrededor, incluso aun sin conocer al piloto. Si no sabíamos quién era el que tenía el control del vehículo, entonces ¿por qué estamos tan ansiosos cuando nos damos cuenta de que es Jesús mismo el que tiene el control de nuestras vidas?

Por eso, hermanos míos, confiad en Él en todo momento. Dios los bendiga a todos.

 

Reflexión sobre Juan 4: 1-26 por  Sor Yanti  Purnawati SFSC

(Escucha el podcast aquí)

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