Thursday, January 18, 2024

Fue negado

Negó a Jesús, diciendo: "Mujer, no lo conozco". – Lucas 22: 57 


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La historia de la triple negación de Cristo por parte de Pedro se encuentra en los cuatro relatos de los Evangelios. Uno de ellos es el de Lucas  22:55–62. Una pregunta que mucha gente se hace es ¿por qué el líder de los discípulos negó que conocía a Jesucristo? Por supuesto, no lo sabemos exactamente, pero lo más probable es que el miedo fuera una de las razones principales.

Aunque todos los demás discípulos habían huido (Marcos 14:50), Pedro siguió a Jesús después de su arresto, pero mantuvo su distancia. Pedro observó cómo Jesús era acusado falsamente, golpeado e insultado. Pedro pudo haber sido embargado por el miedo, así como, de muchas otras emociones. Pedro no era tan valiente como lo había declarado, pues negó a Jesucristo porque tuvo miedo.

El miedo puede ser paralizante. Cuando nos sentimos paralizados por el miedo, nos sentimos impotentes y débiles. Es cuando nos encontramos en un momento de gran temor que podemos hacer cosas irracionales, tal como lo hizo Pedro. Sin embargo, siempre hay esperanza. Aunque Pedro negó a Jesucristo, recibió una segunda oportunidad.

Leemos sobre esta nueva oportunidad en Juan 21 y está relacionado con un carbón encendido. En el Nuevo Testamento sólo se menciona dos veces las brasas de fuego. El primer incidente fue en el patio del sumo sacerdote donde Pedro se calentó las manos y fue allí también donde negó conocer a Jesús (Juan 18:18). La segunda vez que se menciona fue después de la resurrección de Jesús, cuando Jesús preparó desayuno para sus discípulos sobre un fuego de brasas a las costas de Galilea (Juan 21:9). Es allí donde Pedro nuevamente mira un fuego de carbón. Es muy probable que esto le haya traído recuerdos a Pedro de aquella noche atroz en el patio del sumo sacerdote. 

Allí, en el segundo fuego de carbón, fue donde Pedro recibió su segunda oportunidad. Jesús no le dijo a Pedro que no era lo suficientemente bueno y que necesitaba más tiempo para demostrar su valor. Jesús simplemente le preguntó: "¿Me amas?" (Juan 21:15). Era una pregunta tan importante. Jesús le hizo la misma pregunta tres veces. 

Esta es la pregunta diaria más importante para todo creyente: ¿Amas a Jesús? No importa lo que haya pasado anteriormente, ¿amas a Jesucristo y lo aceptas como tu Salvador hoy? El que tiene a Jesús tiene la vida (1 Juan 5:12).

Si amamos a Jesús, aceptaremos a Jesucristo como nuestro Salvador porque Él murió por nosotros y Su sangre nos purificó de todos los pecados. Si amamos a Jesús, también recibiremos lo que Jesús nos ofrece: el perdón completo de los pecados. Él es nuestro Salvador suficiente. Cristo fue el sacrificio perfecto y final. En ningún otro hay salvación (Hechos 4:12). Jesús es el único que puede perdonarnos y librarnos de la pena del pecado. Se ofreció a sí mismo por todo pecado, una vez y para siempre (Hebreos 10:12). Con su única ofrenda, Él perfección para siempre a los que son santificados (Hebreos 10:14). 

¡Confesemos a Jesús como nuestro Señor y Salvador sin ningún temor! Como leemos en Colosenses 3:16: "Que la palabra de Cristo more en vosotros en abundancia". No debemos temer, porque el Señor es nuestro salvador (Hebreos 13:6).

 

Reflexión sobre Lucas 22: 47 – 71 por Hanne Teach

(Escucha el podcast aquí)

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